Mucha energía solar, mucha hidráulica (desde octubre han entrado en la península 17 borrascas y muchos embalses rebosan), mucho viento (por las mismas borrascas) y temperaturas suaves, propias de la primavera, esa que ni achicharra ni congela, por lo que ni las calefacciones ni los aires acondicionados han tenido demanda. ¿Resultado? Mucha oferta y... menos demanda que cuando arrecia el frío o asfixia la calor. ¿Y en el mercado? Más de 300 horas a precio cero o negativo en los meses de abril y mayo, y más de 500, en lo que llevamos de año. Tanto precio cero y negativo nunca antes sucedió.